Astrolibro – Cultura con C de Cosmos C³ https://culturaccosmos.es Primavera 2022 Wed, 22 Jun 2022 05:43:58 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.8.3 Aristóteles y su «De caelo et mundo» https://culturaccosmos.es/aristoteles-y-su-de-caelo-et-mundo/ https://culturaccosmos.es/aristoteles-y-su-de-caelo-et-mundo/#respond Wed, 22 Jun 2022 05:43:58 +0000 https://culturaccosmos.es/?p=6973 La entrada Aristóteles y su «De caelo et mundo» se publicó primero en Cultura con C de Cosmos C³.

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En su obra Περὶ οὐρανοῦ, traducida al latín como De caelo et mundo, Aristóteles (384–322 a.C) planteaba las líneas principales de su teoría cosmológica. En ella los cuerpos celestes se definían como elementos perfectos, ajenos a la corrupción y por lo tanto eternos. Esta visión del universo incorruptible y sin fin marcó el desarrollo de la ciencia astronómica y se convirtió en un pilar fundamental del conocimiento científico durante la Edad Media. No obstante, la asunción de los presupuestos aristotélicos generó importantes conflictos en el seno de la Iglesia ya que su obra contenía juicios y opiniones que podían colisionar con el dogma cristiano. Afirmaciones como la eternidad del mundo, negando por lo tanto el acto creador de Dios, o que los procesos de la naturaleza eran regulares e inalterables, lo que eliminaba los milagros, fueron temas ampliamente discutidos.

A pesar de esta hostilidad, sus defensores, entre los que se encontraban destacados miembros de la Iglesia, como el franciscano Roger Bacon, o los dominicos Alberto Magno y su discípulo Tomas de Aquino, pugnaron por otorgar al aristotelismo un puesto preferente y protagonista en el entramado intelectual de la Baja Edad Media. No obstante, la disputa se mantuvo activa, y en Francia, bajo pena de excomunión, se prohibió la lectura de los libros de Aristóteles en reiteradas ocasiones, como en el sínodo provincial de Sens en 1210, la prohibición de la Universidad de París en 1215 o en la famosa bula papal de Gregorio IX, Parens Scientiarum, de 1231, en la que se ordenaba expurgar los tratados de Aristóteles de los errores que hicieran cuestionarse el dogma cristiano. En otras ciudades tal prohibición no se hizo efectiva y los textos de Aristóteles formaron el núcleo fundamental de la enseñanza universitaria, motivando interesantes comentarios por parte de algunos de los pensadores más relevantes del momento. Aun así, la atmosfera de tensión continuó presente, especialmente en París, donde el enfrentamiento entre teólogos y filósofos que defendían los postulados aristotélicos fue constante. En 1277 tuvo lugar el episodio más conocido de esta problemática; el obispo Étienne Tempier, motivado por una carta del papa Juan XXI, promulgó 219 puntos de la obra aristotélica que debían ser rechazados. Este acto tuvo una gran repercusión en las universidades que vieron afectadas sus enseñanzas desterrando principalmente las interpretaciones averroístas que mantenían el determinismo aristotélico, aunque en líneas generales, y sin entrar en profundidad en aquellas cuestiones que pusieran en entredicho el dogma cristiano, la filosofía aristotélica continuo vigente hasta el siglo XVI.

El aspecto más positivo de esta actitud crítica con respecto a la obra del filósofo griego fue el de liberarse de su autoridad en algunos particulares y buscar nuevas respuestas que permitieran replantear el contexto de la ciencia astronómica. De hecho, el artículo 34 señalado por Étienne Tempier abrió el debate a la consideración de que Dios podría haber creado otros planetas en los que fuera posible la vida activándose de esta manera el debate sobre la pluralidad de los mundos, un tema que sigue siendo de plena actualidad.

 

Pie de imagen: Aristóteles, Du ciel et du monde [De caelo et de mundo], traducción francesa de Nicole Oresme. Bibliothèque nationale de France, Département des Manuscrits, Français 565, fol. 23r.

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“Micromegas”: Un viaje espacial de la mano de Voltaire https://culturaccosmos.es/micromegas-un-viaje-espacial-de-la-mano-de-voltaire/ https://culturaccosmos.es/micromegas-un-viaje-espacial-de-la-mano-de-voltaire/#respond Wed, 08 Jun 2022 10:38:15 +0000 https://culturaccosmos.es/?p=6854 La entrada “Micromegas”: Un viaje espacial de la mano de Voltaire se publicó primero en Cultura con C de Cosmos C³.

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Cuando pensamos en viajes espaciales, probablemente lo más fácil es que nos vengan a la cabeza imágenes de alguna película o de algún libro de ciencia ficción. Pero, curiosamente, de los primeros en contarnos un viaje por el espacio no fueron esos guionistas y escritores más o menos modernos sino el filósofo francés Voltaire a mediados del s. XVIII. De esa época son también otros libros de viajes fantásticos como los “Viajes de Gulliver” de Jonathan Swift o los libros de Cyrano de Bergerac.

El cuento filosófico (como lo define el propio Voltaire) “Micromegas” (cuyo nombre mezcla de “micro” y “mega” hace referencia a lo pequeño y lo grande), se cree que estaría basado en un libro ahora desaparecido y que el propio Voltaire enviaría al rey Federico de Prusia: “Voyage du baron de Gangon”. Su relato, además de filosofía, está plagado de referencias a la ciencia de la época. Se da el caso, además, de que la pareja de Voltaire era Émilie du Châtelet, que estudió y tradujo los Principia de Newton al francés y fue por tanto un cauce de su conocimiento de la ciencia newtoniana.

En nuestro libro, el protagonista es el gigante Micromegas. Un erudito habitante de la estrella Sirio que, debido a la sentencia de un juicio por unos libros que publica, se ve obligado a exiliarse de su estrella durante ochocientos años. Así que decide ir viajando por el universo, de planeta en planeta, para aprovechar a completar su educación. Micromegas, para poder viajar lo más rápido posible, se sirve de sus grandes conocimientos sobre la gravedad y las fuerzas de atracción y repulsión (en clara alusión a los descubrimientos científicos de Newton). Una de sus paradas es el planeta Saturno, donde hace buenas migas con el secretario de la Academia de allí (que a su vez podría ser una alusión a Fontenelle, otro de los autores de una de nuestras entradas de esta sección de Astrolibro) y mantienen una conversación tan extensa (sobre la duración de la vida, las sustancias que existen, el color de las estrellas…) que dura una vuelta del planeta al Sol.

Luego, los dos filósofos (como los denomina Voltaire en el libro), parten juntos. Primero visitan los anillos de Saturno, luego sus lunas (en aquella época se conocían solo cinco, como menciona el propio texto, con respecto a las ochenta y dos de actualmente aunque se creen que podrían ser más de doscientas) y, al ver pasar un cometa, se “suben” a él para conseguir llegar más rápido a Júpiter. Posteriormente, pasan por Marte y sus dos lunas sin parar, ya que consideran que al ser tan pequeño no va a tener nada interesante. Pero el viaje se empieza a hacer tan largo que, aunque también pequeña, deciden parar en la Tierra aprovechando una aurora boreal para llegar a su superficie.

Una vez en la Tierra se dedican a explorarla pero no les parece encontrar nada interesante ni ningún ser en ella. Hasta que se dan cuenta de que probablemente sus enormes tamaños en proporción al planeta les hacen no ver nada. Gracias a unos diamantes del collar de Micromegas, que se rompe oportunamente, usados a modo de microscopio (técnica que había sido perfeccionada por Leeuwenhoek) consiguen ver una ballena y otro objeto que no son capaces de distinguir y que resultaría ser un barco lleno de filósofos que habían ido a una expedición al círculo polar y que Micromegas levanta para observarlo (aunque, posteriormente, la versión oficial que se vertió a la prensa diría que había embarrancado). Con grandes dificultades al principio debido a la diferencia de tamaños, consiguen entablar conversación y los dos viajeros se sorprenden del conocimiento de los filósofos del barco (cada uno de distintos pareceres filósoficos: Aristóteles, Descartes, Malebranche, Leibniz y Locke).

Cuando les devuelven al barco, Micromegas les promete escribirles un libro muy pequeño de filosofía para ver el fondo o la causa de las cosas. Libro que se llevaron a la Academia de Ciencias de París para posteriormente descubrir que tenía las páginas en blanco (que sería un reflejo al rechazo de Voltaire a la metafísica).

Filosófico, crítico, irónico y haciéndose eco de los descubrimientos científicos de la época. Así es el “Micromegas” de Voltaire.

 

 

Pie de imagen: Micromegas y el saturnino se encuentran a los habitantes de la Tierra. Grabado de G. Vidal a partir de Charles Monnet. Ed. 1778. Enlace: https://voltairefoundation.files.wordpress.com/2021/08/sharpe-hadot-4.jpg

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El universo de torbellinos de Descartes https://culturaccosmos.es/el-universo-de-torbellinos-de-descartes/ https://culturaccosmos.es/el-universo-de-torbellinos-de-descartes/#respond Wed, 18 May 2022 06:09:33 +0000 https://culturaccosmos.es/?p=6763 La entrada El universo de torbellinos de Descartes se publicó primero en Cultura con C de Cosmos C³.

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La avalancha de descubrimientos astronómicos que se sucedieron a lo largo del siglo XVII obligó a imaginar un nuevo universo. Científicos y pensadores se vieron frente a la difícil tarea de bosquejar un mundo en el que la Tierra ya no ocupaba el centro y los movimientos celestes se complicaban y expandían a unas dimensiones cuya comprensión desbordaba la mente humana. Entre ellos, encontramos el sistema formulado por René Descartes en su Traité du monde et de la lumière, escrito entre 1629 y 1633.

Este trabajo proponía un universo estructurado a partir de una red de vórtices entrelazados que explicaban el movimiento de los planetas. Según él, no existía el vacío en el universo, sino que todo lo ocupaban minúsculas partículas celestiales. Éstas estaban en un constante movimiento que provocaba que se arremolinasen en grandes “torbellinos”, los vórtices. Dentro de ellos, los cuerpos celestes eran arrastrados como si de fluidos se tratasen. Un sol ocupaba el centro de cada uno de ellos, a menudo con planetas en órbita, y los cometas vagaban de vórtice en vórtice, como a través de canales.

Después de imaginar este mundo nuevo, en el último capítulo revela que uno de esos planetas debe ser necesariamente similar a la Tierra y que “la cara del cielo de ese nuevo mundo debe de parecer a sus habitantes totalmente semejante a la del nuestro”. Descartes por lo tanto plantea la existencia de otros planetas habitados, pero no entra en el debate. Sí ahonda en este tema en su correspondencia privada, en la que leemos, por ejemplo, cómo se pregunta si gracias a una mejora en la fabricación de telescopios se podrán ver animales en la superficie de la luna o, del mismo modo, se cuestiona si “quizás en otros lugares existen innumerables criaturas de mayor cualidad que nosotros”.

Años después amplió y matizó algunas de sus afirmaciones del Traité du monde en sus Principia Philisophiae (1644). Por ejemplo, es llamativo cómo su cautela a la hora de posicionarse en favor del heliocentrismo le llevó a sostener que la Tierra estaba en reposo, pues no se desplazaba con respecto a las partículas celestes con las que estaba en contacto, al igual que un barco que no se mueve ni con viento ni con remos en medio del mar, pero que, sin embargo, se transporta con él.

De cualquier forma, y aunque el filósofo francés nunca lo secundara explícitamente, su idea de que infinidad de planetas girasen en lejanos vórtices proporcionó un excelente referente para el debate sobre la pluralidad de los mundos desarrollado en los siglos siguientes.

 

Pie de imagen: El paso de un cometa a través de varios vórtices, Principia Philisophiae (1644) https://wellcomecollection.org/works/mmxp2mw6/items

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COSMOSTHEOROS. Conjeturas relativas a los mundos planetarios, sus habitantes y sus producciones. https://culturaccosmos.es/cosmostheoros-conjeturas-relativas-a-los-mundos-planetarios-sus-habitantes-y-sus-producciones/ https://culturaccosmos.es/cosmostheoros-conjeturas-relativas-a-los-mundos-planetarios-sus-habitantes-y-sus-producciones/#respond Wed, 04 May 2022 06:15:08 +0000 https://culturaccosmos.es/?p=6646 La entrada COSMOSTHEOROS. Conjeturas relativas a los mundos planetarios, sus habitantes y sus producciones. se publicó primero en Cultura con C de Cosmos C³.

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Saturno y su anillo según Huygens (Cosmotheoros)

Saturno y su anillo según Huygens (Cosmotheoros)

El astrónomo Christiaan Huygens (1629-1695) estaba convencido de que en otros planetas existía vida similar a la de la Tierra. Así lo afirma en su obra Cosmotheros publicada póstumamente en 1698. Dedicada íntegramente a conjeturar acerca de la vida extraterrestre, está dividida en dos partes. En la primera trata de la habitabilidad de los astros en general, mientras que en la segunda habla de la Luna y cada planeta con sus satélites en particular.

Su argumentación se apoya de manera fundamental en el heliocentrismo copernicano, que Huygens defiende con contundencia. Esta teoría colocó el Sol en el centro del universo y desplazó la Tierra poniéndola en movimiento en torno a él. En esa nueva conformación del cosmos nuestro mundo se halla entre los demás planetas y, además, tiene propiedades similares, “¿qué puede ser más probable que en otras [propiedades] también concuerden; y que los otros planetas sean tan hermosos y tan bien poblados como la Tierra?” pregunta al lector para incitarle a ponerse de su parte.

Saturno y cinco de sus lunas. De izquierda a derecha y empezando por las tres de arriba: Mimas, Encelado, Tetis, Titán y Dione. © Héctor Vives, DarkSapiens.

Considera que el Sol tiene la misma naturaleza que las estrellas fijas, que estima en un número tan grande al menos como el de los granos de arena en la orilla del mar. “Entonces, ¿por qué cada una de estas estrellas o soles no puede tener un séquito de planetas con sus lunas tan grande como nuestro Sol?”

A partir de aquí, con un argumento que repite hasta la saciedad, Huygens afirma que necesariamente han de albergar plantas, animales y seres racionales no muy diferentes de los terrestres. Entendiendo que los otros mundos no son inferiores en dignidad al nuestro, ¿por qué el Creador iba a aplicar reglas diferentes? No, el diseño divino ha de haber alcanzado un grado de sofisticación similar.  Así, los animales crecen y se multiplican como lo hacen aquí. Tienen ojos, nariz, oídos… Hay seres racionales que, al igual que nosotros, han desarrollado habilidades para el comercio, el arte, la música, la geometría, la astronomía. Seres que, como nosotros, existen para engrandecer la creación de Dios.

El satélite de Saturno, Titán (en primer plano), fue descubierto por Christiaan Huygens. Saturno en la distancia. © Héctor Vives, DarkSapiens.

El satélite de Saturno, Titán (en primer plano), fue descubierto por Christiaan Huygens. Saturno en la distancia. © Héctor Vives, DarkSapiens.

El carácter especulativo de sus argumentos acerca de la perfección del diseño divino y la elevada dignidad de los demás mundos llevan al autor a generalizar las características de la vida terrestre. Con todo, Cosmotheoros ha sido una obra de gran importancia en el debate acerca de la vida extraterrestre.

Termino con un bello pasaje del libro.

            “Esto nos muestra cuán vastos deben ser esos orbes, y en comparación con ellos, cuán insignificante es esta Tierra, el teatro en el que se llevan a cabo todos nuestros designios imponentes, todas nuestras navegaciones y todas nuestras guerras. Es muy acertada consideración, y motivo de reflexión, para aquellos reyes y príncipes que sacrifican la vida de tantas personas, sólo para halagar su ambición de ser dueños de algún rincón miserable de este pequeño punto.”

Imposible no recordar las inspiradoras palabras de Carl Sagan sobre el pálido punto azul, ¿verdad?

 

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CADA ESTRELLA, UN SOL QUE ILUMINA EL MUNDO. Fontenelle y los Entretiens sur la pluralité des mondes. https://culturaccosmos.es/cada-estrella-un-sol-que-ilumina-el-mundo-fontenelle-y-los-entretiens-sur-la-pluralite-des-mondes/ https://culturaccosmos.es/cada-estrella-un-sol-que-ilumina-el-mundo-fontenelle-y-los-entretiens-sur-la-pluralite-des-mondes/#respond Wed, 20 Apr 2022 06:00:29 +0000 https://culturaccosmos.es/?p=6481 La entrada CADA ESTRELLA, UN SOL QUE ILUMINA EL MUNDO. Fontenelle y los Entretiens sur la pluralité des mondes. se publicó primero en Cultura con C de Cosmos C³.

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Pocos años después de que el gran cometa de 1681 surcara los cielos y aprovechando el gran fervor por la cosmología que dejó a su paso, Bernard le Bouvier de Fontenelle publicó en 1686 los Entretiens sur la pluralité des mondes. Esta obra combina humor y sentido crítico para presentar un debate científico muy vivo en su momento: la posible existencia de vida en otras regiones del universo. Mediante un lenguaje popular, Fontanelle expone las recientes teorías de Descartes y del heliocentrismo de Copérnico que habían hecho trastabillar la concepción clásica del mundo.

El libro narra cómo durante un paseo nocturno, un filósofo y una marquesa empiezan a conversar sobre la belleza de los astros y la ensoñación que provoca el movimiento de las estrellas en las personas. A lo largo de las siguientes seis noches, el filósofo intentará convencerla de cómo es el mundo en realidad, invitándola a mirarlo con curiosidad:

“Toda la filosofía, le dije, se fundamenta sólo en dos cosas, en el hecho de tener el espíritu curioso y ojos malos; pues si tuvierais mejores ojos de los que tienes, veríais si las estrellas son soles que iluminan otros tantos mundos, o si no lo son; y si, por el contrario, fueseis menos curiosa, no os preocuparíais por saberlo. Pero uno siempre quiere saber más de lo que ve.”

En las veladas venideras, discutirán primero sobre por qué la Tierra gira sobre sí misma y alrededor del Sol, siendo, por tanto, un planeta más. Poco a poco, el filósofo hará ver a la marquesa que la Luna en verdad es una tierra habitada como la nuestra, al igual que también lo son Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. Finalmente, al llegar la última noche la astuta marquesa comprenderá que cada una de las estrellas fijas del firmamento es en verdad un sol que ilumina a su vez otros mundos como el nuestro, prolongándose esto hasta el infinito, sin que exista un centro en el universo. Fontenelle se hace eco aquí de un potente argumento que ya había esgrimido Giordano Bruno un siglo antes en su De l’infinito universo e mondi (1548).

El éxito de esta obra de divulgación tan original y divertida fue tal que tuvo hasta treinta y tres ediciones aún en vida de Fontanelle y causó un gran impacto en el debate sobre la vida en otros mundos desarrollado en los siglos siguientes.

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LOS SELENITAS DE PLUTARCO https://culturaccosmos.es/los-selenitas-de-plutarco/ https://culturaccosmos.es/los-selenitas-de-plutarco/#respond Wed, 06 Apr 2022 06:16:02 +0000 https://culturaccosmos.es/?p=6313 La entrada LOS SELENITAS DE PLUTARCO se publicó primero en Cultura con C de Cosmos C³.

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Uno de los lugares que más nos ha hecho soñar con la vida extraterrestre ha sido la Luna. Este astro de aspecto espléndido y cambiante también inspiró al filósofo e historiador griego Plutarco, que vivió entre los siglos I y II d.C. En su tratado “De facie in orbe Lunae” (Sobre la cara de la Luna”), contenido en Moralia, varios personajes deliberan acerca de la esencia de nuestro satélite y sobre la posibilidad de que esté habitado. Debaten también sobre sus medidas, sus movimientos, el ciclo lunar y los eclipses.

Entre los protagonistas del ensayo, algunos expresan las ideas del propio Plutarco. Otros piensan diferente. Los primeros defienden la naturaleza térrea de la Luna en base al aspecto que presenta su superficie manchada. No es un espejo puro y que refleja la imagen de la Tierra como dicen los segundos. No está hecha de aire y fuego; tampoco de éter. Es sólida, pesada, tosca.

Si la naturaleza de la Luna es similar a la de la Tierra, consideran razonable preguntarse si hay seres que la habitan. Los selenitas, si existen, han de ser frugales y delgados. Deben estar preparados para sobrevivir con el poco alimento que puedan encontrar y para soportar el calor y la sequedad de la tenue atmósfera, en la que no conciben vientos, nubes o lluvias.

La tertulia entre los personajes se decantará finalmente para dar más peso a un relato mítico, más metafísico que de razón pura, en el que la Luna representa la culminación del viaje espiritual de los humanos tras la muerte. Allí ascienden las almas de los difuntos para purificarse y finalmente disolverse en la sustancia lunar.  En el siglo XIX aún había autores que defendían que los cuerpos celestes albergan las almas tras la muerte en su progreso hacia la perfección.

Muchos siglos después, “De facie in orbe Lunae” fascinó al astrónomo y matemático alemán Johannes Kepler (1571-1630). Le inspiró en la composición de su obra “El sueño” que escribió en latín en 1608. Publicada póstumamente en 1634, es una de las primeras novelas de ciencia ficción de la historia. Narra un viaje onírico a la Luna que el autor imagina habitada.

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