La unión más increíble entre arte y astronomía, entre artistas y la carrera espacial. Vamos a conocer el programa de arte de NASA.
Comencemos con un poco de contexto. La National Aeronautics and Space Administration (NASA) fue fundada en 1958. Se aprobó por el congreso y el presidente Eisenhower menos de un año después del lanzamiento del Sputnik 1. La carrera espacial se preparaba para comenzar a andar, y en esos momentos, soñar con conocer el cosmos, las estrellas y caminar sobre la Luna eran las ideas que motivaban y hacían soñar a todos los habitantes de la Tierra en la década de 1960.
Pero… ¿Cómo se llegaba a eso?
En 1962, tan solo cuatro años después de su fundación, aparece el NASA Art Program. La primera reacción sería sorprendernos ante un proyecto artístico en una entidad así, pero no es extraño, ya que dentro del mundo militar los artistas formaban parte de diferentes programas desde principios de siglo. A lo largo de toda la primera y segunda guerra mundial encontraremos a multitud de artistas que retrataron la dureza y crueldad de las trincheras desde primera línea de batalla.
Pero en el caso de NASA, ¿cómo surge esta idea? El que en aquel entonces era Administrador, James Webb, vio un retrato de Alan Shepard que había sido realizado por el artista Bruce Stevenson. Webb quedó tan fascinado que le encargó retratos de todos los astronautas de NASA del momento.
Gracias a estas piezas, Webb comenzó a visualizar un programa de arte que conmemoraría los eventos pasados y futuros de NASA. Representando los descubrimientos que estaban por venir, de manera más o menos inminente, se transmitiría la emoción y curiosidad por todo lo que la humanidad estaba a punto de conocer. Esta pasión serviría para ganarse el beneplácito del público y las autoridades, a la hora de seguir prosperando, investigando e invirtiendo.
Para conseguir que este programa despegase, Webb reclutó a James Dean, en aquel momento empleado de NASA, que se acabaría convirtiendo en director fundacional del programa, junto a Lester Cooke, comisario en la National Gallery of Arts de Washington. Así fue como Dean, Cooke y Webb comenzaron a estudiar y a contactar con artistas a los que procedían a invitar a las instalaciones de la agencia para que conocieran de primera mano la historia que estaba teniendo lugar, y la transmitieran al gran público gracias a sus obras.
En palabras del propio Lester Cooke:
“Espero que las generaciones futuras se den cuenta de que no solo tenemos científicos e ingenieros capaces de dar forma al destino de nuestra época, sino también de artistas dignos de hacerles compañía».
Estas obras, que fueron encargándose y surgiendo, sirvieron para crear un imaginario colectivo dentro de la cultura popular – especialmente la americana- llenaba de orgullo e inspiración a todos los que habían contemplado a los grandes héroes de la carrera espacial. Citando al propio James Dean, “Los artistas fueron realmente misioneros para la NASA. Quiero decir, estaban llevando el mensaje como ninguna otra cosa lo haría”.
Durante las décadas siguientes, multitud de artistas de toda índole y trasfondo pasarían a colaborar con el programa, algunos tan reconocidos como Norman Rockwell, Robert Rauschenberg, Andy Warhol, Alexander Calder y Annie Leibowitz.
Los artistas espaciales estuvieron en primera línea para las misiones Mercury, las Gemini y las Apolo. Si bien a día de hoy, el NASA Art Program sigue, no es con tanto reconocimiento como en la era de la carrera espacial, y ha sido casi sustituido por residencias artísticas.
Llegamos al final con una célebre frase de Arthur C. Clarke, autor que sintetizó como nadie, la importancia de los artistas espaciales.
“El artista astronómico siempre estará muy por delante del explorador. Pueden representar escenas que ningún ojo humano verá jamás, ya sea por su peligro o su lejanía en el tiempo y el espacio“.
¡Hasta la próxima!
Sofía López es Graduada en Historia del Arte por la Universidad de Málaga, actualmente finalizando sus estudios de máster en Museología y Estudios de Museos. Desde siempre la astronomía ha sido una de sus grandes pasiones, que a través del Space Art y de la tradición de ilustraciones astronómicas que se extiende a lo largo de la historia, encuentra el perfecto punto de unión entre ambas disciplinas. En 2016 colaboró con el SACI College of Art & Design Florence en el simposio From Galileo to Mars organizado con NASA, y al año siguiente publicó un artículo para la revista Descubrir la Historia, y más recientemente otro para Astronomía Magazine. En el ámbito cultural malagueño, ha dado varias conferencias tanto para la Facultad de Filosofía y Letras como para la Sociedad Malagueña de Astronomía. Ha trabajado en el Centre Pompidou Málaga y en la Colección del Museo Ruso de San Petersburgo/Málaga.